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jueves, 24 de febrero de 2011

Cibeles, otra forma de sentir



Cibeles Madrid Fashion Week nos ha dicho adiós. Ifema ha cerrado las luces del pabellón número 12 en una edición que ha estado algo deslucida, en la que apenas entraba el color por sus paredes y la luz que se dejaba entrever, era de diseñadores que luchaban porque la crisis no atisbara en sus horas de trabajo. Se juegan todo en apenas 20 minutos de gloria. Nervios, arreglos de última hora, laca a raudales, hojas en las que las modelos tienen que seguir casi una disciplina militar … todo para que el arte de la moda merezca la pena. Para mi siempre la merece. La piel de gallina no entiende de crisis, sólo quiere ver moda y la moda nunca muere. Siempre hay alguien que te enseña a renovarte pero nunca a morir.


El Front Row repleto de caras conocidas, patrocinadores, periodistas, fotógrafos, gente de a pie que se hace con una codiciada entrada … Todo a punto de empezar. Se apagan las luces y se hace el silencio. De repente música de lujo para un desfile espectacular, ese es el propósito. Las luces vuelven a despertar para el show. Primera modelo, primera impresión, una tras otra. Paso firme y mirada recta. Fotógrafos que disparan como si fuera la última foto al grito de “guapa“, aunque cada vez menos, el respeto prima. Periodistas que toman notas claras gracias a la luz que desprende la primera fila y patrocinadores que observan que todo esté bajo control. Entre el público “primerizo” un ¡qué delgadas! Esta edición tengo que decir que ha vuelto a pasar. Pero ¡son modelos! Esto no quiero que se malinterprete pero si realmente lo pensamos tienen que estar sanas, por supuesto, pero ¡son modelos! Se les ve de lejos. Están hechas para el mundo que viven. 17 ó 20 modelos que salen del backstage con rigor y decisión.

En el Cibelespacio se escucha ¡Esa es modelo! No … a la top le gusta desfilar y marcharse. La esencia pura de la moda y en el momento justo. Pocas son las que se dejan ver por el Cibelespacio, lo suyo es arte. Pero sigamos … cuando todo el mundo queda asombrado ante las próximas tendencias, allí está el carrusel para dejarte claro en su conjunto lo que acabas de ver, lo que se llevará, tejidos, colores, formas, el trabajo, la ilusión … es la esencia de un todo.


Justo después sale el diseñador, a veces solo, a veces con la modelo más cotizada o acompañado de la modelo con el traje por excepción. La gente aplaude. El diseñador llora. Eso sí, en privado. Son muchas horas en el taller y muchas ideas que vienen y van y pocas las que han decidido quedarse. La fiesta empieza. Ahora hay que celebrar con un pequeño grupo el éxito del trabajo de muchos meses.

En el Cibelespacio, la otra parte de Cibeles, se respira cultura de moda, tendencias, revistas que te obsequian con uno de sus ejemplares, marcas que te ofrecen o regalan cosas, el Ego con ropa de nuevos diseñadores o actividades como las que organiza Yo Dona o Las Rozas Village. Este último ofreció un taller de tocados de Hats & More muy interesante para las que nos gusta hacer nuestras propias creaciones.


En definitiva, son 7 días que hacen de Madrid la capital de la moda. Colores que la tiñen de fucsia y gris como este blog, que en su día quiso hacer un guiño a los colores que ya marcan Cibeles. ¡Y a la música! tan importante para el compás de un buen desfile. Como dijo en su día Adolfo Domínguez “La música como la matemática es lenguaje de Dios” cuando en uno de sus desfiles la música le falló. A todo esto se dice adiós hoy pero en septiembre nos encontraremos con una nueva edición, siempre renovada … Mientras, los devotos por la moda miraremos al mundo y sus colecciones pero apostando por lo nuestro que al fin y al cabo, es lo que sentimos y las sensaciones en la mayoría de las ocasiones son caprichosas a la mente.