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lunes, 26 de septiembre de 2011

NoPasesPalabra




Hay conversaciones en las que se intenta arreglar el mundo y conversaciones maduras que el mundo no puede arreglar. Me acuerdo cuando iba a la guardería y una niña me mordió en la pierna cual sabueso. Se ve que la siesta le sentó mal. Y yo claro, que para eso siempre he dicho ahora te vas a enterar…pues, se enteró. A la altura de la espinilla. Ni CR7 apunta mejor. Le deje claro que mis piernas iban a la velocidad de futbolista millonario y que sus intromisiones le podían salir amargas. Así se responde de pequeño cuando quieres marcar terreno y que no te marquen goleada. Pero ¿ahora? ¿Seguimos en un patio de guardería? La evolución dice que no pero hay mentes que siempre serán niño para lo bueno y para lo malo. Y es que en el terreno de juego parece que todo vale.

El otro día le comentaba a una amiga lo a gusto que me sentía en este momento de mi vida ¡Claro que todo puede mejorar! pero eso se llama ambición y yo de momento sólo pido salud. (Viejo tópico que la madurez te hace incluir como la palabra más deseada como si fuera un brillante en un escaparate de la Calle Serrano). Comentábamos que llegadas a una edad no sabíamos cómo la gente no vive y deja vivir. De pequeño la devolvías pero ¿ahora? ¿ahora no es mejor hablar las cosas? Pero también se me viene otra palabra a la cabeza, y es que creo, que como siga así, al final completo el rosco de Christian Gálvez. Se trata de valor. ¿No iría todo mejor si la otra persona te dijera que puntos son los que no comparte? Mola más decírselo al de al lado como una súper heroína que saca lo peor de los demás. No recuerdo quién decía que “si supiéramos lo que dicen los demás de uno el mundo se acabaría“. No sé si tiene razón o no, lo que sé y muchos coincidirán conmigo es que los amigos de VERDAD, nunca hablarían mal del otro. Cosas obvias que a veces pasan desapercibidas.

A lo que voy, en resumen, la gente que malgasta su tiempo criticando a los demás me da lástima. No duele ¡Qué va! Ya no. La envidia es la tristeza de la felicidad de otros y le comentaba que no tenía porqué lamentarse cuando su vida es más que todo eso. Es una vida llena, alegre y optimista. Hay que saber a quién tienes al lado o de frente, que en realidad es hacia donde hay que mirar. Lo de detrás sólo te enriquece, que por otra parte, lo es todo para llegar a este punto. Y es que quizás todos debamos caer al menos una vez en la vida para saber, que cuando te levantes, habrás completado el rosco y lo más importante…te habrás llevado el bote.