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miércoles, 25 de mayo de 2011

Lo que se me avecina




Mis vecinos son como el perro del hortelano. Todo el mundo sabe como sigue, así que me lo voy a ahorrar. También son muy peculiares, supongo que como todos los vecinos. Siempre hay alguno que es cotilla, el que está soltero, el que vive en familia o la típica pareja de abuelos encantadores… Vamos por partes. En mi rellano somos 4 incluida yo. Empezando por la primera puerta estaría yo pero eso lo vamos a dejar para luego, que para eso soy la que empieza criticando.

Mi vecina Marta está soltera y el otro día de milagro no me vende un Audi A4, sí, yo tampoco sé de dónde habría sacado el dinero. La cuestión es que dice que me deja coches gratis porque trabaja en no sé dónde y se pueden hasta rayar. Que se lo digan a mi pobre coche, pagado euro a euro y con más rayadas que un yonki en fase terminal. Es que aparca detrás, y como tiene vía libre para rayarlo, su coche, el de by de face, pues también decide hacer lo propio con el mío. Un día me llega hasta el asiento y me lo convierte en un dos plazas. Pero bueno, que la chica es simpática y eso. Pero en verdad, donde saca a relucir su simpatía es con mi vecino de al lado. Es abrirse la puerta y es como ver a aparecer a George Clooney entre humo blanco, como en el anuncio de Nespresso. Hola Emilioooooooooooooooo, ella saca su simpatía a relucir y yo mi mala leche, es que es demasiado simpática y es mi vecino de al lado. Y claro, es que yo ya me he hecho ilusiones y me desquicia de los nervios. He pensado en tirar el tabique de la entrada para conectar su pasillo con mi recibidor, eso si, a las 8 de la mañana para que a las 9 de la noche cuando vuelva del trabajo seamos felices y comamos perdices. Todo el bloque suspirando por mi vecino, incluido el gay de abajo, que ha decidido poner en nuestro bonito edificio clásico un mobiliario moderno. Ay Emilio…todas suspiramos por ti! Yo creo que hasta la abuela de la tercera puerta de mi rellano, y es que claro, Luis, su marido, algún día también fue Emilio…

También es simpática y muy maternal como buena señora mayor con instinto de protección. Yo se lo agradezco, pero no tanto cuando me habla de como ahorrar Fairi en momentos de máximo estrés. Si miramos hacia la planta de arriba, una familia con niños, muy monos ellos, en todos los sentidos. Lo último ha sido descubrir como se encaraman a la barandilla para después tirarse en plan parque de atracciones, eso si, del terror, porque cuando llegan abajo o ven a Fredy Krueger o todo indica a que se han pegao´,con perdón, el ostión del siglo. Otra puerta más. Africa. Qué no, que sigo en Aravaca, pero es que los padres de mi vecina debían de ser muy exóticos. Y ella pues se ve que decidió seguir la aventura porque es azafata. Vive justo encima de mi y muchas noches sale como a las 4 de la madrugada para ir a trabajar hacia cualquier parte del mundo. Algunas parece que se queda en territorio nacional, como hacia el sur, porque se monta unos taconeaos que ni Rafael Amargo. Amargao´está el de su puerta de al lado, que quiere vender el piso porque se está separando. Y la de abajo del todo, que es la denominada cotilla, quiere saber por cuánto. Abstenerse curiosos ha tenido que poner el pobre...

Coincidimos pocas veces pero el día que se forma grupi no sé porque extraña razón acaban todos en mi casa. Es como el lunch entre el desayuno y la comida al más puro estilo de Manhattan. Así que ahí estamos todos en mi salón, que yo no sé porque alquilan la sala de reuniones del hotel de la manzana de enfrente para las juntas de vecinos, si siempre acaban en el mismo sitio. Las juntas, ese es otro tema, siempre me preguntan si me han castigado mis padres yendo y la verdad es como un castigo divino. Divino por lo divinos que van todos y castigo porque salgo tan acojonada que parece que voy a tener que escribir 100 veces “no, no iré a las reuniones de vecinos“ o “no, no de aquí no nos moverán“ como en el barco de Chanquete. La verdad, cada vez que voy parece que eso no se acaba nunca, enlazamos la primera convocatoria con la segunda y la segunda con la tercera y así hasta que llega el camarero del hotel y tras varios tequilas el sol, no regresa...