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miércoles, 29 de junio de 2011

Mis potingues




El otro día me llamó mi jefe. No lo pude coger. Razón. Me estaba duchando. A las dos horas me volvió a llamar. No lo cogí. Razón. Me estaba duchando. A la tercera me dijo que dónde estaba, en la ducha le dije, cara de poker a lo Lady Gaga que se le quedó al hombre.

Y es que ha llegado el verano, y ya que he invertido en potingues para el cuerpo, habrá que aprovecharlos. En verano son para el cuerpo y en invierno para la mente y el alma. Pero eso será otro post, que a más de uno le va a venir de lujo. Hablando de lujo…es supuestamente hablar de todos ellos, de los denominados para mi, potingues. Si voy a comprarlos con una lista como para acordarme ahora de cómo se llaman, no soy tan lista. La que quiera saber nombres que me pregunte, encantada le contestaré. Empezando por los pies, 4 o 5 se me vienen a la cabeza : que si la espuma para los talones de Scholl, la crema para hidratarlos, la regeneradora, las 30 lacas de uñas, la lima, el aceite para relajarlos… por algo dirán que es el segundo corazón. Para las que empezamos a cumplir años y hemos descubierto algo parecido a la piel de naranja pero sólo sabemos aceptarlo si éstas están en cualquier huerto de Valencia pero NO en nuestro cuerpo, también hay remedio. Es una crema de Elancil con efectos muy retardados, hay que exprimir varios botes para que dé su jugo, pero funciona. Naranjas a parte pasamos al exfoliante. Venga a frotar como si nos fuera la vida en no desperdiciar ni un sólo grano de producto. Se eliminan células muertas pero también las medio moribundas, por aquello de frotar y frotar como si fuéramos lamparas de los deseos. Los geles y cremas para el cuerpo. Que si el que huele bien, que si el que es hidratante, que si el que cuida la piel, que si el que no estropea el PH. Y aquí viene el universo PELO. Amigas…NUNCA sabréis cuál es el mejor. Después de comprar un kit parecido al de supervivencia para escalar el Himalaya junto a Edurne Pasaban, va y viene Paz Vega con el pelo mediterráneo que se encrespa. Y como al 90 por ciento se le encrespa, todos los potingues de mi kit se han quedado caos después de ver que hasta a su querido marido Orson le funciona!

La “odisea“ viene cuando vas a la piscina o a la playa. Como dice mi madre la piel tiene memoria. Aunque yo ya no sé, si la que la tiene es mi madre, porque todos los años se acuerda de repetirme la misma frase. Una vez más infinidad de productos y factores solares. Yo me he hecho con tres, dos de cuerpo y una de cara de Avene. Nada de grasos y cero pegajosos, encima huelen fenomenal. Aunque ya sé dónde voy a ir a prepararme para el año que viene, una sola tienda y un solo producto. Decathlon. Me voy a comprar un traje de Neopreno, que me han dicho que los hay muy monos. Te reafirma el culo, te “embute“ el estómago, te estiliza y vas a la playa como si fueras a subirte al barco a buscar los peces más chics de las Islas Medas. Quedas de lo más interesante, no te quemas, la piel de naranja no existe y la celulitis no se ve. Pero claro, como en todo invento hay un pero. Corres el peligro de como no has frotado la lámpara, nadie te desee.