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martes, 31 de enero de 2012

LIBROS CON FINAL FELIZ



Lo primero que quiero decir es que escribo este post desde el más profundo respeto pero pienso que las diferentes opiniones siempre han de tener cabida en pleno siglo XXI. Hace dos semanas la presentadora, colaboradora…Terelu Campos anunciaba que padecía un cáncer de mama. Hace dos semanas que no se habla de otra cosa en una de las televisiones privadas que tenemos en España. Con esto podría terminar pero no me parece un tema como para dejar la imaginación libre de una manera tan banal. No voy a discutir si esto va bien para muchas mujeres, porque sólo que a una sola le haya ayudado que un personaje público lo haga del interés de todos, habrá merecido la pena. No me refiero a la valentía de contarlo, de que esto se cura o del podemos salir. La admiro y le mando fuerza. Me estoy refiriendo al hecho de “martirizarla“ a todas horas de si se lo has contado a tu hija, hoy nos contará si tiene miedo o si su pareja estará mañana a su lado.

Se lo habrá contado a su hija y probablemente lo habrá entendido mejor que un adulto, ya que los niños son puros y no ven rescoldos donde otros ven llamas. Su pareja estará con ella y demostrará que el ser humano es noble por naturaleza y que no sólo para lo bueno se está la vida, en lo malo se demuestran más capacidades que en lo bueno. Y miedo, claro que lo tendrá. Pero no significa cobardía, significa valentía.

Hacemos del drama el mejor capitulo desnaturalizado. Si hay que ver esto como un bache en el camino no le pinchemos todos los días las ruedas al coche. No se trata de cambiar de canal, se trata de avanzar como sociedad. No hace falta que todos los días le hagan contar un capítulo porque ni siquiera ha cerrado el primero. No sé si realmente le ayuda pero a mi personalmente me parece excesiva esta exposición pública. Yo también viví de cerca algo parecido, hazañas de pequeñas personas que cultivan grandes historias. También fue a trabajar a los 11 días, también se lo tuvo que comunicar a su familia y por supuesto también tuvo la ayuda de todos. Por desgracia le pasa a más personas de las que quisiéramos pero por suerte también se aprende a vivir posteriormente con más ganas si cabe. La conclusión que saco cuando veo a Terelu es, mi amiga lo descubrió, la operaron y lo pasó. Ahora sólo deseo que estos tres capítulos que ella cerró, te den a ti la fuerza necesaria para continuar escribiendo el mejor libro jamás leído. El de la vida...El de tu propia vida.

lunes, 16 de enero de 2012

VIVIR DE LA MANO




Me gusta escribir cuando las nubes tienden a romperse, así que hoy rompo las reglas y escribo a mi aire. Lo de escribir a mi aire es lo que afirmó hace tan solo unos días Antonio Gala. Se refería así a la libertad que le produce escribir sólo para él y no para ningún gran grupo que le presione a “encadenar palabras“. La libertad está en una librería, que diría Carme Chaparro.

Si tuviera que calificar la semana pasada me costaría definirla. Tal vez como la innumerable cantidad de expresiones del ser humano. 5 horas en un pasillo dan para mucho. Nunca pensé que tendría que dar gracias a la sanidad madrileña pero gracias a su colapso, el mío fue de emociones al límite. En unas urgencias dónde se vive deprisa, mi cabeza iba a cámara lenta y mi corazón descompasado. Mientras la gente se hacía un hueco para ver cómo iban sus asuntos, una ambulancia traía a dos ancianos.

El señor unos pasos más adelante en una camilla, mientras una señora se quedaba un poco más atrás en las mismas circunstancias. ¿Qué le ha pasado señora? He ido a levantar a mi marido y me he caído con él, no tengo muy bien la pierna. El médico sorprendido le dijo: ¡Culpa del marido! ¡Qué cruz eh! La señora llorando le dijo- si lo he hecho es porque le quiero. Le buscaba con la mirada hasta que el celador le dijo ¿son pareja? Sí, pónganos juntos por favor. Temblaban como si fuera el último día de su vida y se agarraban de la mano como si fuera lo último que les quedara. Amor en estado puro y fragilidad en estado máximo. El marido se apagaba y ella lo iluminaba.

Y la luz entro de golpe a modo de contracciones, una pareja maleta en mano con el primer equipaje. La recepcionista gritaba, pues la venida al mundo también requería de pulsera identificativa. La gente se le acumulaba y el sello hubiera sido su mejor aliado. Gente que ve números donde otros vemos personas. ¡Jara!, ¡Jara!, ¡Jara!, ¡Jara! ¡Te he llamado cuatro veces! ¿Es que acaso hay que enterarse cuándo estás viendo la vida delante de tus ojos? No estoy sorda. Estoy viva. Salud y suerte.