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lunes, 1 de noviembre de 2010

Yo gobierno, Tú gobiernas...



Como todas las mañanas me he dispuesto a leer la prensa. Me gusta leer la impresa pero a veces la pereza de un festivo puede conmigo. Seguían con el tema de la ya famosa Dilma.
La brasileña será a partir del primer día de 2011 la duodécima mujer que llega al poder en América. No voy a dar más datos porque cualquiera que esté un poco informado sabe de sobra quién es está señora.

A mi lo que me asombra es que se siga dando importancia a si es un hombre o es una mujer. ¡Estamos en el siglo XXI! Lo importante es que las personas sean buenas en su cargo indistintamente de que sean hombres o mujeres. He podido ver muchas fotos en la prensa de Dilma y ¡ Va escoltada cual Buda sagrado! Señores, no es la más famosa del circo. Quiero creer que va a desempeñar su trabajo con responsabilidad y conciencia y lo demás sobra. ¿Por qué en vez de que todos presuman que es una mujer la que aterriza en el cargo, no hablan de su sueldo? Pongo la mano en el fuego y seguramente no me queme afirmando que su sueldo será más bajo que el de su antecesor. Eso sí es una lucha que debemos proclamar alto.

No hay que mirar muy lejos para que yo me haga la siguiente pregunta ¿Por qué hay que poner el mismo número de ministras que de ministros y aplaudir? Si ya es caótico el mundo no sé porqué buscamos la puntilla. Si valen 10 hombres y dos mujeres pues adelante, y si es a la inversa exactamente lo mismo. Las mujeres de hoy en día pisamos fuerte en las primeras filas pero no hay que pasar revista y asombrarse ante ello. Todas y cada una de ellas están ahí porque son validas para ese puesto. No es el triunfo de una mujer. Es el triunfo de un país que sabe reconocer dónde están sus derechos.